EL JUEGO

HERRAMIENTA IMPRESCINDIBLE EN LA PSICOTERAPIA INFANTIL

Desde la psicología infantil se buscan métodos y técnicas que ayuden a acercarnos a los más pequeños. Se usan recursos diferentes a los de los adultos, que ayudan a desbloquear las emociones en los niños, a generar confianza y a ofrecer un espacio seguro. Cuando queremos saber qué les ocurre o cómo ayudarles, debemosk echar mano de elementos externos como es el juego, pero no de cualquier forma. La terapia de juego tiene un formato estructurado de forma científica y avalada tanto por elementos teóricos estudiados como por la experiencia profesional.

Beneficios del juego en niños

Mediante el juego, el psicólogo busca ayudar al niño a encontrar la forma de expresarse, sentirse cómodo y poder reflejar lo que le ocurre. Las palabras pasan a un segundo plano y la comunicación que se atiende es la que aparece a través de los juguetes o los dibujos que se realicen. Nos trasmite un simbolismo, no siempre claro, que debemos saber interpretar y manejar, pero que contiene un valor muy amplio y muy rico.

Pero la terapia del juego no solo está orientada a obtener información, sino también a transmitirla. Podemos enseñar valores, apoyarnos en fortalezas o crear nuevas habilidades sociales. Numerosos beneficios que convierten este tipo de terapia en la mejor opción para trabajar con nuestros hijos.


Alianza terapéutica



Con cualquier adulto, necesitamos un periodo de adaptación donde se va ganando confianza. A medida que esta confianza aumenta, también lo hace la alianza terapéutica. Los resultados son mejores y llegan más rápido. Con un niño, la forma que tenemos de llegar a dicha alianza es a través de la unión que nos ofrece el juego.

Resolución de conflictos


Una de los problemas que más nos solemos encontrar como psicólogos infantiles, es que los pequeños traen problemas concretos que se repiten y no saben cómo solucionarlos. Mediante el juego y el simbolismo les explicamos alternativas a las situaciones planteadas.

Entendimiento y manejo emocional


El juego proyectivo simbólico: El niño en la terapia de juego va construyendo su propia manera de narrar historias, el niño se convierte en su propio director y actor al organizar situaciones y diálogos, creando escenas y personajes que expresan los conflictos y las emociones que yacen en el fondo de su ser. Esta habilidad de proyectar a través de símbolos y metáforas sus experiencias y sentimientos profundos, le ayudan a procesar e integrar y con esto generar nuevos significados a sus experiencias. El niño puede hablar a través de los personajes y tomar la suficiente distancia del tema conflictivo, lo cual lo ayuda a sentirse seguro de expresar y al mismo tiempo a protegerse de los sentimientos que lo abruman. Son numerosas las técnicas que usa el terapeuta para ayudar al niño a expresar simbólicamente sus experiencias y sentimientos; el juego con arcilla, con materiales de construcción, con muñecos, con dibujos, son solo algunas de las posibilidades que la sala de terapia de juego puede ofrecerle al niño en su camino de recuperación emocional.

Mejora en la autoestima


Cuando un niño tiene sensación de que no es entendido o no logra manejarse o expresarse, su autovaloración baja. La autoestima se resiente en entornos desconocidos. Sin embargo, el juego les da una mayor sensación de valía, un espacio donde se les reconoce y refuerza. A través de la terapia del juego podemos llegar a cualquier niño, generar confianza, seguridad y realizar un mejor trabajo terapéutico. Sin embargo, hay casos especiales donde es especialmente útil:

• Cuando existe un déficit de habilidades sociales y/o emocionales, el juego supone un campo de observación, entrenamiento y discusión.
• En los casos en los que existe un problema de hiperactividad o de falta de atención, logramos captar mejor el foco del niño con el juego.
• Si el niño presenta algún tipo de trastorno de conducta, podremos ayudarle con las herramientas que nos da este tipo de terapia.
Depresión y ansiedad son dos de los problemas más frecuentes en terapia, independientemente de la edad de la persona. El juego ofrece un aspecto positivo donde trabajar, relajar y generar motivación.
• En niños con problemas de TEA, fomenta la cooperación, la comunicación, la regulación emocional y estimula la abstracción.

El juego durante la infancia: el motor del aprendizaje


Durante la infancia, los seres humanos tenemos una menor capacidad de pensamiento abstracto, y por ello, cualquier forma de experiencia didáctica debe tener en cuenta que a los niños les cuesta el simple hecho de abstraerse de los materiales de aprendizaje y centrar su mente tan solo en los conocimientos nuevos que estos les aporta. Eso explica, entre otras cosas, por qué suelen necesitar el apoyo de ilustraciones y actividades más lúdico-pedagógicas mientras aprenden, incluso cuando ya han logrado dominar los fundamentos de la lectura de textos. En el juego, la propia actividad lúdica es en sí parte de aquello que se aprende, y aporta referentes constantes acerca de cuáles son los elementos a partir de los cuales extraer información nueva. Es decir, no hay una división radical entre los recursos materiales que utilizan para aprender, y el aprendizaje en sí mismo, y la teoría y la práctica van de la mano.

El juego impulsa los vínculos sociales, desarrolla la creatividad y ejercita las funciones ejecutivas, tales como el control de impulsos, la planificación, la atención y la memoria de trabajo.

Estimular el juego en el ámbito familiar


Muchos padres y madres tienen la tentación de hacer que sus hijos de corta edad aprovechen el tiempo aprendiendo todo lo que puedan, en vez de dedicar muchas horas a la semana a jugar. Sin embargo, esto es un grave error: el juego no solo no es “perder el tiempo”, sino que en la infancia es la experiencia que los más jóvenes utilizan para aprender natural y espontáneamente. Y esto se aplica también a los conocimientos que van más allá del mundo académico: gestión de las emociones, socialización, adopción de valores, etc.

Las familias deben dedicar tiempo a jugar con sus hijos. Un tiempo de calidad que fortalezca los lazos afectivos, responde a la necesidad humana de mirar, tocar, curiosear e inventar.

Tres claves importantes para considerar:

-Instalar rutinas lúdicas puede ayudar a subir el ánimo de nuestros hijos; cantar mientras ordenamos, nos lavamos los dientes o hacemos la cama, o crear juegos breves en relación con las tareas de la casa, puede aliviar el clima y hacerlos olvidar por un rato de las cosas tediosas.

-Importante planificar un día para jugar en familia, los niños adoran tener planes divertidos con sus padres, aunque sea un rato corto de 30 min, pero que se instaure como semanal. Que ellos mismos planifiquen la fecha los animará a ser creativos y a entrenar sus habilidades sobre la toma de decisiones.

-Siéntete uno de ellos, a los niños les gusta ver cómo sus padres juegan y se comportan como niños. Aparte de la diversión y vinculación afectiva que se genera con el juego, también os ayudará a explorar las emociones juntos y conocer más a fondo el mundo de tus hijos.

Maribel Gabasa.
Psicóloga clínica